El inminente cambio de calendario llega con la promesa de una solución más que necesaria para la prolongada emergencia sanitaria de carácter mundial que atravesamos y que permitiría eventualmente la reapertura generalizada de las salas de cine y, lo que es más importante, el regreso de un público masivo que solo se producirá cuando el temor no se encuentre ya a la vuelta de la esquina.
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