Desde la devastadora derrota y humillante salida de la Casa Blanca por la puerta trasera, el expresidente en desgracia, retornó brevemente a la palestra política como invitado principal a la desprestigiada Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), para consolidarse como líder supremo con su base política, promulgando sin vergüenza alguna, la continua gran mentira que el resultado electoral fue un fraude y relegar del liderazgo del partido republicano al deshonorable hipócrita de Mitch McConell.
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