Cuando era niño mi padre nos llevó a Michoacán, a vivir el día de los muertos en Janitzio, me dijo, “Esta es una celebración que debe verse y vivirse”, flores, música y comida tradicional, una fiesta a los muertos en la que sus tumbas son adornadas con flores, veladoras y servilletas bordadas sobre las que se deposita la comida preferida del difunto al que se honra ese día.
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